Meditación
texto extraído del mindfulness y meditación, de DeRose
Meditación no es una palabra conveniente para definir la práctica llamada dhyána en sánscrito, ya que esa técnica consiste en parar de pensar a fin de permitir que la conciencia se exprese a través de un canal más sutil, que está por encima de la mente. Pero el diccionario define meditar como pensar, reflexionar.
El término dhyana puede usarse para designar tanto el ejercicio de meditación, como el estado de conciencia obtenido por medio de esa práctica. Esta consiste en concentrarse y no pensar en nada, no analizar el objeto de concentración, sino simplemente posar la mente en él hasta que ella se infiltre en el objeto. "Cuando el observador, el objeto observado y el acto de la observación se funden en una sola cosa, eso es meditación", dicen los shástras hindúes. Por lo tanto, el mejor término en nuestra lengua para definir ese fenómeno es contemplación.
Por otro lado, no queremos alimentar el falso estereotipo popular de que somos "contemplativos". Siendo así, esta palabra, la que mejor define dhyana, se torna inconveniente para el momento actual.
Entonces, nos queda otra designación. El estado de conciencia que los británicos del siglo XVIII decidieron llamar meditation es, en realidad, un tipo de intuición, o sea, el mecanismo que poseemos para hacer que circule la conciencia, y está localizado por encima del organismo mental. Todos ya hemos tenido alguna manifestación del fenómeno de la intuición; algunos más, otros menos. Se trata de un canal que nos trae el conocimiento por vía directa, sin la interferencia del intelecto. Fue intuición aquel episodio familiar o profesional en el cual usted sabía de un hecho, aunque nadie se lo hubiese dicho, telefoneado, escrito, telegrafiado ni comunicado por ningún medio racional. Simplemente, lo sabía.
Profesionalmente, académicamente, científicamente, tal vez haya dejado pasar un dato importante por no disponer de un respaldo racional, una documentación, una investigación, una bibliografía... Sin embargo, si hubiera utilizado aquel conocimiento intuicional, se habría adelantado a la competencia, haciendo un gran descubrimiento científico mucho antes de tiempo. Después, bastaría buscar la documentación adecuada o las estadísticas necesarias para fundamentar lo que ya sabía; fundamentarlo, solo para que sus pares no pudiesen cuestionar sus fuentes.
La intuición común es como el flash de una cámara fotográfica, solo que no tiene dimensión en términos de tiempo. Es un insight. Pero, con entrenamiento, es posible desarrollar otra forma de intuición que se manifiesta como el flash de una filmadora, que se enciende y permanece encendido durante un tiempo. Llamamos a ese fenómeno intuición lineal, cuando se consigue mantener la intuición fluyendo voluntariamente por un segundo entero, o más. Esa es la definición perfecta para el término sánscrito dhyána.
Pero no podemos usar esa denominación (intuición lineal), ya que nadie sabría a qué queremos referirnos. Por lo tanto, nos vemos obligados a volver a la opción inicial y utilizar el vocablo meditación, pues aunque es inexacto, está aceptado universalmente, incluso en la India.
RESULTADOS DE LA PRÁCTICA DE MEDITACIÓN Según investigaciones diversas, la meditación contribuye para: