La respiración

A pesar de que en general no le prestamos atención la respiración influye en nuestros actos y emociones, y a la vez, es modificada por estos. El cuerpo no puede almacenar oxígeno, por eso es necesario respirar sin interrupción de día y de noche. Sin embargo, la frecuencia respiratoria no se corresponde de manera estricta con las necesidades fisiológicas, muchas veces se verá modificada por otras circunstancias, como una emoción, el habla, etc. Al ser una función vital que puede ser neurovegetativa o voluntaria, conecta el plano consciente con el inconsciente. Por eso, a través de la respiración es posible incidir en las funciones fisiológicas y psicológicas de un Ser Humano.

El prána

Una de las ocho partes de la Práctica Completa de Swásthya Yôga consiste en la captación de la bioenergía a través de respiratorios, pránáyáma.

Podríamos decir que prána es el sustrato energético que sustenta toda la vida orgánica.

Los principales órganos de captación y absorción de la bioenergía son la nariz, los pulmones, la lengua y la piel.

Al estar en contacto con el aire, la piel puede absorber bioenergía de origen solar. Por este motivo es recomendable practicar respiratorios y técnicas corporales con ropa liviana, holgada y de telas suaves.

Otra fuente de captación de la bioenergía son los alimentos. Hay una teoría que afirma que el hecho de que un alimento desprenda sabor es señal de que tiene prána (esto no quiere decir que el sabor sea el prána, sino que indica su presencia). Esta teoría sólo se puede aplicar a los alimentos en su estado puro, sin agregado de condimentos o saborizantes. Tal vez por eso los elementos frescos son mucho más sabrosos que los congelados o enlatados. Es clara la diferencia entre una fruta recién cortada del árbol y otra comprada en el supermercado. Hay que masticar los alimentos hasta que se hagan insípidos, no sólo para facilitar la digestión, sino también para absorber el prána contenido en ellos.

Los alimentos más ricos en prána son las frutas y las semillas, ya que contienen en sí el germen de la vida. Si plantamos una manzana, una ciruela o un durazno, probablemente crezca un árbol. Al ingerir este nutriente primordial, incorporamos al organismo un alimento lleno de vitalidad.

Durante la práctica de Yôga captamos el prána a través de la respiración y conducimos la energía a través de unos canales denominados nadís -palabra sánscrita que significa río o conducto- activando los chakras principales y aumentando el caudal de energía de nuestro organismo.

Según Sivánanda, el Universo es nuestro cuerpo, y la materia que compone a este, igual a la que se desarrolla en aquel. La fuerza que pulsa a través de nuestros nervios no es diferente a la que vibra en el Universo. En otras palabras, a través de la captación y la conducción consciente de la bioenergía por el cuerpo, nos conocemos a nosotros mismos y por extensión a todo el Universo.

Nuestros cuerpos físico, emocional y mental -en resumen, todo lo que somos- están compuestos por prána. Podríamos decir que la bioenergía produce nuestras ideas y, a la inversa, que operando sobre el flujo de esta energía en el organismo, obtendremos más consciencia de nuestros pensamientos y de nosotros mismos, en un sentido amplio.

Características de la respiración durante la práctica de Yôga

En líneas generales, durante la práctica la respiración debe ser nasal, profunda y consciente. Veamos una por una estas características y otras:

Nasal

Salvo raras excepciones, lo ideal es inspirar y exhalar siempre por la nariz. Además de ser fundamental en el proceso de captación de la bioenergía, la nariz es el órgano para respirar por excelencia; la boca es sólo un recurso suplementario para cuando precisamos tomar aire de manera rápida -como al nadar o cantar- o para cuando las fosas nasales están obstruidas por cualquier motivo.

El relieve interno de las fosas nasales forma repliegues y en su conjunto está tapizado por una mucosa húmeda y caliente. De este modo, el aire que circula en la zona no lo hace de manera directa sino animado por turbulencias, lo que contribuye a calentarlo y humedecerlo. Recubren esa mucosa interna numerosos vellos (llamados vibrisas), cuya función es filtrar el polvo y así purificar el aire antes de su entrada a los pulmones. Además, la mucosa de la nariz contiene células que secretan un flujo pegajoso (moco) que contiene una enzima antibacteriana.

Profunda
Antes de hacer pránayámas es recomendable ventilar y perfumar el ambiente. Los aromas agradables estimulan la respiración profunda y, por el contrario, los malos olores pueden desencadenar de manera inmediata mecanismos fisiológicos que predisponen a un estado de alerta, ya que cualquier sensación desagradable es considerada nociva para el cuerpo. Al inspirar, tratemos de percibir el perfume del aire y tomar consciencia de todos los músculos que intervienen en este acto, para expandirlos más. Si bien la respiración corriente moviliza un volumen de alrededor de medio litro de aire en cada ciclo, se puede aumentar ese número llegando a tres o más litros, según la contextura de cada persona. Si se trabaja sobre la flexibilidad de la columna vertebral (sobre todo de la región dorsal) y los músculos del tronco, se podrá aumentar de manera significativa la capacidad pulmonar.

Completa
En la respiración abdominal, el aire va a la parte baja de los pulmones (que es la más amplia), el diafragma baja y el abdomen se expande.

La respiración intercostal es cuando el aire va a la parte media de los pulmones. Los músculos dorsales, costales y pectorales se proyectan el máximo posible hacia los lados, hacia adelante y atrás, a través de un movimiento lateral y sagital.

La respiración es clavicular cuando llevamos el aire exclusivamente a la zona alta de los pulmones, que es la más pequeña. Para ello los músculos del pecho se expanden hasta las clavículas y al mismo tiempo hay una tracción con los músculos del cuello, que elevan la caja torácica tirando desde el esternón.

Por último, la respiración es completa cuando llevamos el aire primero a la parte baja, después a la zona media y al final a la región alta de los pulmones. Así se aprovecha al máximo la capacidad pulmonar. Para esto es necesario expandir prácticamente todos los músculos del tronco (abdominales, pectorales, costales y dorsales).

Consciente
Respirar con consciencia significa respirar con pleno uso de nuestros sentidos y facultades. Estar presentes evitando la dispersión con pensamientos o estímulos externos a lo que estamos haciendo.

Ritmada
A cada actividad le corresponde un tipo de respiración. Si estamos corriendo, la frecuencia respiratoria será distinta que al caminar o descansar en un sillón. La respiración durante la vigilia difiere de la que se establece durante el sueño. Existen correlaciones entre la respiración y todas las actividades humanas ya sean físicas, emocionales o intelectuales. Una persona enojada o con miedo respira de manera más acelerada e irregular que alguien que esté relajado; si nos encontramos leyendo o estudiando, en estado de concentración, respiraremos de manera más lenta que si estamos dispersos o eufóricos durante una fiesta. Observando cómo respira cualquier persona podremos conocer su estado físico y psíquico.

Así como cada actividad induce a respirar con una cadencia particular y distinta, ritmando la respiración podremos desencadenar diversos estados de consciencia, según los efectos deseados. Una respiración muy lenta, por ejemplo, conduce a la introspección y concentración; los respiratorios acelerados generan hiperoxigenación y, en consecuencia, incrementan la vitalidad. Podemos utilizar diferentes ritmos respiratorios de acuerdo con los resultados deseados.

Agradable
Al respirar tratemos de percibir el aroma del aire, ampliar las percepciones sutiles y vivenciar la técnica conectando con el placer. Disfrutar de lo que hacemos nos permitirá mantener la disciplina y evolucionar.

Uniforme
Los pulmones son elásticos, por eso se estiran y luego vuelven a su volumen inicial. La respiración tiene que ser fluida, suave, sin interrupciones. Tanto al inspirar como al exhalar tratemos de mantener la continuidad del aliento, sin cortar el flujo del aire.

Lenta
La frecuencia respiratoria está directamente relacionada con la longevidad en los mamíferos. Cuanto más lento respiramos, más lento es nuestro metabolismo, lo que genera un desgaste menor a la estructura celular. Durante la práctica, la respiración tiene que ser lo más parsimoniosa posible, salvo algunas excepciones que se indicarán expresamente. Además, respirando con lentitud habrá más tiempo para tomar consciencia de los músculos que intervienen en el acto de inspirar y exhalar, del intercambio gaseoso entre los pulmones y la sangre, como así también para visualizar la captación y asimilación de la bioenergía.

Silenciosa
Respirar es un acto natural que no debería requerir esfuerzo ni generar ruidos. El ruido es señal de que hay problemas para respirar, por ejemplo, porque la nariz está tapada.

Sin embargo algunas personas inspiran haciendo fuerza a propósito, con lo cual generan una succión de las aletas de la nariz y dificultan la entrada del aire. Esto provoca un sonido característico e innecesario. Por el contrario, hay que tratar de relajar las fosas nasales para que se abran y el aire pase con facilidad. De esta manera la respiración será más profunda y silenciosa.

Con mínima proyección de aire
Cuando estamos concentrados o en actitud introspectiva, la proyección del aliento es muy corta. En cambio, cuando se está haciendo un esfuerzo, como al hablar o correr, la fuerza del aire exhalado es necesariamente mayor. Para ahorrar energía, debemos tratar de dosificar la cantidad y la fuerza del aire al exhalar.

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