MUDRÁ
GESTO REFLEXOLÓGICO HECHO CON LAS MANOS
Mudrá es el lenguaje gestual. Debe pronunciarse siempre con a tónica. Significa literalmente gesto, clave o seña. Proviene de la raíz mud, alegrarse, gustar. En algunos libros aparece traducido como símbolo, pero eso no es correcto. Símbolo es la traducción de la palabra yantra. En Yôga, mudrá designa los gestos hechos con las manos. Se definen como gestos reflexológicos por desencadenar una sucesión de estados de conciencia y aun de estados fisiológicos asociados a los primeros.
Un tipo de Yôga moderno, el Hatha, surgido en el siglo XI d.C., admite gestos hechos con el cuerpo (yôga mudrá, mahá mudrá, vajrôlí mudrá, viparítakaraní mudrá), pero esa interpretación parece no concordar con las corrientes más antiguas. Además, si preguntamos a un instructor de Hatha cuál es la diferencia entre un ásana (técnica corporal) y un mudrá hecho con el cuerpo, la explicación no convencerá. La justificación menos confusa, pero no por eso correcta, ¡es la de que los mudrás comprenden mentalización! Ahora, como usted estudiará en el subtítulo Reglas Generales del capítulo Ásana, esta técnica sólo se considera completa y perfecta si incluye mentalización. Por lo tanto, nos quedamos sin poder clasificar lo que los yôgis de aquella rama moderna denominan “mudrá hecho con el cuerpo”.
CÓMO ACTÚAN LOS MUDRÁS
Los mudrás actúan por asociación neurológica y por condicionamiento reflexológico. No podemos negar un componente cultural, que refuerza o atenúa el efecto de los mudrás. Su influencia en la esfera hormonal es innegable. ¿Quién no ha sentido aún cómo le sube la adrenalina a causa de un mudrá provocativo, o las hormonas sexuales a consecuencia de un gesto erógeno?
Un hecho curioso y que sólo puede atribuirse al inconciente colectivo es la “coincidencia” de que en épocas diferentes, hemisferios diferentes, etnias y culturas diferentes, se observen los mismos gestos, con el mismo significado. Hay diversos estudios publicados en las áreas de antropología y de psicología, que demuestran que, sea cual fuere el pueblo, determinados gestos poseen un significado común, desde una primitiva tribu africana hasta una nación nórdica.
Pero, al final, ¿qué hay de extraordinario en eso? ¿Acaso todos los pueblos no expresan su satisfacción y cordialidad a través de la sonrisa y su enojo a través del puño cerrado? ¿De cuántos otros ejemplos se acordó el lector en este momento?
Por lo tanto, mudrá es la parte del Yôga que estudia y aplica los efectos de los gestos sobre el psiquismo y, en consecuencia, sobre el cuerpo físico.
LA IMPORTANCIA DE LOS MUDRÁS
El Hombre sólo se distanció del resto de los animales, dominó la naturaleza, adquirió tecnología, creó el arte, constituyó la civilización, porque tenía manos. Y en ellas, un pulgar oponente. No fue gracias al cerebro. Muy por el contrario: el cerebro sólo se desarrolló después que las manos pudieron sostener y hasta fabricar instrumentos, medio instintivamente, como inclusive lo hacen algunos simios y varias otras especies de animales. A partir de entonces, los estímulos neurológi-cos, cada vez más complejos, comenzaron a exigir un mayor desarrollo cerebral. Implántese un cerebro humano en un caballo y él no podrá construir nada con sus cascos.
Las manos y los dedos son, además de herramientas de edificación cultural, medios eficaces de comunicación entre los individuos. Un hombre público puede estar pronunciando un discurso muy convincente en cuanto a la verbalización, pero la gesticulación podrá traicionarlo y el público no lo aceptará si sus mudrás no son coherentes. Cuántos políticos perdieron las elecciones a causa de una gesticulación que denunciaba sus verdaderas intenciones...
Además, el cuerpo humano, como cualquier porción de materia orgánica, posee un magnetismo y polaridades. La energía fluye en cantidades y calidades distintas por todo el organismo. Luego, no es de admirarse que en sus extremidades —las manos—, al modificarse la disposición, la postura, la orientación y la combinación de los dedos, se manifiesten diferentes reacciones electromagnéticas. Desde que las fotos kirlian se volvieron populares, es imposible negar que de las manos y dedos parten haces de energía fotografiable. Más aún, haga usted mismo esa experiencia: tome una kirliangrafía antes y otra después de practicar respiratorios, ásanas, mantras, meditación, etc. Las variaciones son, por lo menos, interesantes.
CUÁNTOS SON LOS MUDRÁS
El número total de mudrás es incierto, ya que, según la región, la época y la Escuela, los mudrás tienen nombres diferentes y hasta dos o tres nombres para el mismo mudrá, dependiendo sólo de la manera en que se lo ejecuta. No obstante, podemos recopilar más de cien, de los cuales mencionaremos primeramente los principales para nuestro tronco de Yôga.
Los mudrás del hinduismo son originarios de la antigua tradición tántrica y tanto el Yôga como la danza clásica hindú, el Bhárata Natya, los utilizan. En los Yôgas más tardíos ese arte prácticamente se extinguió, limitándose a unos pocos mudrás. El practicante de Swásthya Yôga debe cultivarlos con sensibilidad y dedicación, incorporándolos en su práctica diaria y, con mucho más empeño, en su entrenamiento de coreografía.
Los mudrás se dividen en dos categorías: samyukta hasta (con las dos manos) y asamyukta hasta (con una sola mano).
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